lunes, 12 de mayo de 2008

Los negocios sin faltas de ortografía son más rentables

- Pepe, vete a la página de "enhorabuena" y pon la apertura de admiración.
- Pero si da igual, Miguel.
- A mi no. Nuestro negocio va de escribir cartas, y tenemos que ser nosotros los primeros en dar ejemplo escribiendo bien.
Conversaciones similares a esta ficticia las estoy teniendo de vez en cuando mientras trabajo en Loenviogratis.com, mi servicio para enviar fotos y cartas gratis a cualquier buzón de correos físico de España. Y es que, aunque parezca anecdótico, el problema de las faltas de ortografía empieza a ser preocupante en el mundo de los negocios.

El problema es gordo. Da igual que estés hablando con un técnico, un informático o un directivo. Por ejemplo, demasiado a menudo me cruzo correos sin mayúsculas ni comas ni tildes. Y vale que estamos escribiendo rápido, e interesa más comunicarnos que la corrección. Pero si nos acostumbramos a maltratar el idioma al final podemos llegar a ámbitos más públicos de nuestro negocio que el correo electrónico. Y entonces podemos liarla: una falta de ortografía brutal en un sitio web puede ser la frontera entre un cliente nuevo o un cliente perdido. Y las he encontrado.

Reconozco que me preocupa mucho este tema. Y no solo porque es una habilidad básica de cualquier persona educada no cometer faltas de ortografía. Es que estoy además sinceramente convencido de que sale más rentable escribir bien. Por recursos humanos, por márketing, por productividad, y por comunicación.

Me explico.

Primero. Por muy de "guays" que vayamos, una falta ortográfica es sinónimo de analfabetismo. Y no sé vosotros, pero yo no conozco a ninguna empresa que desee tener en plantilla a un puñado de analfabetos. ¿Por qué? Porque si es un ignorante "con las letras" podría serlo con otros aspectos aún más críticos de la empresa. Por ejemplo los números. Y un cero mal puesto en un sitio puede significar palmar pasta.

Segundo. A ninguna empresa le gustaría dar la imagen de que su negocio es un nido de incultos. ¿Confiarías tu dinero a un "vanko"? ¿Confiarías un juicio penal a un "havogado"? Cuesta lo mismo escribir correctamente que incorrectamente, y como desconocemos el "perfil ortográfico" de los clientes de nuestros negocios, ante la duda hay que ser conservador: ortografía perfecta. Un texto bien escrito es una "commodity", no llama la atención. Un testo kon vurradas komo lax ke stoi skriviendo mui provavlememte aullentara a lox klientes no?

Tercero, y a raíz del argumento anterior: si un plan de márketing se puede ir al traste porque la imagen de la empresa está manchada por faltas de ortografía, los empleados que comentan faltas tendrán que corregir todos los textos que redacten. Eso significa trabajar dos veces para hacer lo mismo. Menos productividad.

Finalmente, la ortografía existe porque facilita la comunicación. Si nos la saltamos a la torera llegará un punto en que transmitiremos mal la información que queremos comunicar, y eso significará errores. Y en la empresa los errores significan dinero.

Puede que por poner mal una tilde no pase nada, ni por no poner una apertura de interrogación, ni por saltarse una coma, pero ¿dónde está el límite?
Lo hizo el mismo.
Lo hizo él mismo.

Está bien
¿Está bien?

Ponme un arroz negro.
Ponme un arroz, negro.

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