Así diseñé un producto
Como dije en algún post anterior, me encuentro preparando varias propuestas de rutas y visitas por Madrid para ofrecérselas a la empresa Evoluziona. Me interesa sobre todo que sean originales, o que traten temáticas y aspectos que no sean los que ofrecen, por ejemplo, las oficinas de turismo. Si queremos que el público pague por nuestros contenidos (y queremos dirigirnos desde colegios hasta ejecutivos) habrá que ofrecer algo que enriquezca al usuario, no que le dé un “más de lo mismo”.
Explorando documentación, ayer me encontré con una buena idea. La trabajé a lo largo del día, y creo que ya tengo estructurado un producto interesante. Me gustaría compartir con vosotros ese proceso de desarrollo, que ilustra además las numerosas competencias que tienes que dominar y conjugar para ser un Google Humano: experiencias profesionales en diversos sectores, conocimientos multidisciplinares, facilidad para navegar por la documentación física y digital, lectura rápida, sentido empresarial para captar su potencial como producto, habilidades comunicativas, y hasta una cierta inspiración artística para llevar a la técnica más allá de lo que todos ven.
Empecé echándole un ojo a la competencia, para ver qué ofrecían por si podía conseguir algo más. Más competencia que el propio ayuntamiento no hay, así que brujuleé por la web esMadrid.com, un sitio estéticamente muy bello, bastante exhaustivo, aunque lento de navegar y con demasiados clics para llegar a la información que me interesaba. La oferta de visitas guiadas desde la Plaza Mayor era bastante atractiva, estructuradas la mayoría cronológicamente o temáticamente (tipo “El Madrid de los Austrias”). Por ahí no podía ir. Me metí en las páginas de historia, de recursos culturales, de monumentos, y tras un rato encontré un artículo en un lateral que no destacaba mucho. Se llamaba “Testigos de la historia” y se refería vagamente a las fuentes de la capital. Me metí a leerlo e inmediatamente supe que había encontrado lo que buscaba: el texto era un compendio de anécdotas y descripciones ordenadas por fuentes que yo sé que están accesibles una detrás de otra en un agradable paseo.
El ayuntamiento me había puesto a huevo una propuesta de ruta, y además ellos no la iban a organizar, simplemente lanzaban la idea y la documentaban lo justo. Pero yo quería ir más allá, y ahí tuve mi intuición: a las fuentes de Madrid las unirá la historia y un paseo, pero también algo mucho más necesario para el ser humano, el agua.
Ese iba a ser el nexo de unión que daría a mi ruta. Historia suena a rancio, a cultura aburrida (desgraciadamente), pero “el agua” suena a tema de actualidad, a ecología, a conciencia social y “buen rollo”, y a una de las necesidades básicas del individuo. En vez de hablar de las fuentes (que hablaré), iba a hablar del agua.
Así que necesitaba más elementos relacionados con el agua de Madrid. Aquí tiré de mis conocimientos y experiencia. El agua de Madrid es conocida por su calidad (de hecho de pequeño no comprendía por qué la gente compraba agua embotellada cuando era igual que la del grifo), así que tenía una buena excusa para hablar del Canal de Isabel II, que, por cierto, tiene en el norte de la ciudad un patrimonio cultural con su valor (el acueducto de la calle Amaniel, los depósitos hundidos del siglo XIX, los depósitos elevados). ¡Vaya!, no habían realizado los de Madri+d un sitio web sobre patrimonio ingeniero e industrial. Lo había leído hace tiempo. Pues sí. Aquí está. Y lo más interesante, con una buena bibliografía que seguro que encuentro en cualquier biblioteca buena.
¿Y qué más me puede dar el agua? Pues está claro: el río. Madrid, como cualquier ciudad antigua, nació a la vera de un río. De acuerdo, ni es el Támesis ni le hemos hecho mucho caso los del Foro al pobre Manzanares. Más a mi favor. Mi ruta rescatará al pobre “arroyuelo con vocación de río”, que decía Quevedo. Porque tiene su importancia y a nadie he oído contarla: proveía de agua en época medieval, era la lavadora de Madrid hasta que se canalizó allá por los años 20, y porque supongo que Gallardón lo dejará bien chulo para que lo paseemos (más le vale).
Por cierto, ¿no hay una fuente que fue muy popular entre los aguadores en la calle Toledo? Exacto. Pues magnífico. La ruta puede comenzar en el Puente de Toledo, al lado del Manzanares (precisamente el origen histórico de Madrid, la cercanía al agua), podemos ir a la fuente de la calle Toledo, que está en línea recta, y hablaremos de los aguadores y del antiguo suministro de agua. Luego podemos meternos por el centro, ver las distintas fuentes y el servicio que daban, aparte claro de sus características artísticas. En la Puerta del Sol hubo una gran fuente que simbolizaba la fuerza de la ingeniería, puesta en marcha cuando se completó el Canal de Isabel II. Y de allí a la zona típica Cibeles-Neptuno-Atocha con sus grandes fuentes (la de la Alcachofa nos permite hablar del tema de la emigración), y de allí al Retiro con más fuentes.
Terminaremos en el gran estanque, lo más parecido al mar que tenemos aquí, y que permitirá hablar de la afición de los ricos y poderosos por poseer mucha agua. Todavía me dejo cosas en el tintero: Lavapiés, nombre en el que resuenan las ablaciones de judíos y árabes, el patrimonio del Canal de Isabel II, alguna fuente que me conozco con escudos republicanos, etc.
Ya tengo diseñada la ruta. Y por la documentación de los contenidos no me preocupo. Ya comenté que Madri+d me ha hecho una buena selección de libros, pero me imagino que alguien habrá estudiado este tema del agua desde el punto de vista que quiero imprimir: el abastecimiento. Visitemos un centro neurálgico informativo: la Biblioteca Nacional. Busco en sus fondos y rápidamente encuentro lo que quiero: una monografía sobre la historia del abastecimiento de agua en Madrid. Y del año 2000. Estupendo. De aquí saldrán gran parte de los contenidos de la visita. Si necesitase más puedo tirar de la bibliografía del libro o otros 11 títulos que hay en la biblioteca relacionados con el tema. De sobra.
Ahora tocará cogerse un mapa, poner los puntos de la ruta, hacerla uno mismo, ver el tempo y el ritmo de los paseos, y si sirve leerse la documentación y generar los contenidos. Ah, y hay que maquetar la propuesta para Evoluciona e ilustrarla con buenas fotografías: unas las haré yo, el resto las conseguiré en libros y en la Red.
Va a quedar una ruta chula: original, sorprendente, distinta. Y eso que voy a enseñar los mismos rincones que otras visitas.
Creo que no he engañado a nadie: explorar información y convertirla en productos es una labor multidisciplinar que mezcla tradición e innovación, lo académico con lo empresarial, y la técnica con el arte. Me encanta.
Etiquetas: empresa, explorar informacion, google humano, productos, reflexiones
2 comentarios:
Hola Miguel Ángel. Felicidades por el Blog. Me han parecido muy interesante algunas entradas y con mucho valor para mi trabajo. Soy periodista y el comentario que expones "Así diseñé un producto" es muy ilustrativo de cómo llevar a la práctica una idea y sacarle rendimiento. Al hilo de esa explicación y envuelta como estoy actualmente en presentar de la mejor manera que pueda un proyecto, me gustaría pedirte tu opinión sobre cómo lo harías tú en el caso de que fuera un libro lo que tuvieras que vender. Está claro que dependerá de la temática, en mi caso estaría ligada al espectáculo. Empezaría, tal vez, por perspectivas de venta, ventas del personaje en cuestión (para ver la proyección que tiene), distribución (medios tradicionales, medios tecnológicos, promoción, guión, fotografías... esto lo tengo más o menos claro.. pero me gustaría darle un toque multimedia... (que no acabo de ver)... Agradeciendo tus comentarios, saludos. Ana
Gracias por el comentario Ana.
Yo seguiría el siguiente esquema. Está tomado de varios decálogos de organización de proyectos, coaching, y marca personal, y lo he adaptado a tu caso.
1-Define lo que quieres. Vale, quieres vender libros, pero puede que también quieras dar relevancia a su autor, que al fin y al cabo trabaja en el mundo del espectáculo, o quieres que el libro se lea, con lo que tendrá que estar en determinadas bibliotecas y salir reseñas en determinados medios, o quieres contribuir a un mundo mejor con las enseñanzas del libro. Si piensas solo en vender, sólo tú obtienes beneficio. Si en cambio piensas en lo que el libro puede hacer por los demás eso se notará en tus acciones de promoción porque la gente no percibirá que solo quieres vender una moto.
2- Descubre lo que te hace valioso al libro y transmítelo. Hazte preguntas como ¿qué ofrece este libro que no ofrezcan otros?, ¿por qué hay que comprarlo?, ¿qué va descubrir o aprender quien lo lea?, ¿qué puede hacer este libro por los demás? Identifica aquello que hace especial al libro: lo divertido que son sus contenidos, lo prácticas que son sus enseñanzas, el placer de su bella escritura, el servicio que puede dar como obra de referencia, la calidad de sus imágenes, su precio económico en comparación con el valor que ofrece, etc.
3- Haz un inventario de tus recursos. ¿Con que apoyos cuentas? Tiempo, dinero, espacio, energía, relaciones, colaboradores, la disponibilidad del propio autor…
4- Pon tus límites. Toda actuación tiene un coste económico y de tiempo, y se esperan unos resultados que hay que medir. Determina que acciones son las que tienen menor coste y más impacto, y establece prioridades. A lo mejor pagar una presentación del libro en un hotel parece muy glamoroso, pero a esos eventos solo suelen ir amigos y familiares. A lo mejor es más rentable hacer una página web promocional y divulgar la existencia del libro en foros, webs y blogs especializados.
5- Identifica tu mercado. Al hilo de lo anterior: identifica quien comprará el libro, qué medios lee (dirígete a ellos), qué eventos frecuenta, sus hábitos de consumo (a lo mejor muy pocos están dispuestos a pagar el precio del libro), a qué organizaciones pertenece (habla con ellos directamente). Si el libro está en español no te olvides de Hispanoamérica.
6- Hazte notar. Si no te ven no existes. Haz todo el ruido que puedas: ofrece artículos del autor para medios online y en papel, que el autor lleve un blog, ponte en contacto con una agencia de eventos originales u organízalos tú (por ejemplo, un encuentro del autor con lectores en un bar), cuelga vídeos en Internet, pon comentarios en webs potencialmente interesadas, etc.
Aunque parezca poca cosa, si lo analizas bien hacer todo esto un montón de trabajo. Vender es seducir, y si tienes pareja sabrás que para mantener una relación seduces todos los días. Por tanto, y por resumir, te aconsejo que seas consciente de tus límites, identifica mercado y recursos, y hazte notar todo lo que puedas.
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