lunes, 29 de octubre de 2007

Regla básica: contrasta tus fuentes

El pasado viernes 26 la Biblioteca Nacional organizó una interesantísima conferencia sobre la aplicación de la Web 2.0 en las bibliotecas en la que participaron expertos académicos como José Antonio de Merlo (Univ. Salamanca), Nieves González (Univ. Sevilla), Antonio Fumero (UPM) y la misma directora de la BNE. No pude ir por cuestiones de trabajo, aunque mi chica sí estuvo allí y me dio su resumen e impresiones (para resúmenes "oficiales" pinchad aquí y aquí, y navegad en más entradas de estos blogs).

Yo no puedo añadir nada a lo que dijeron los expertos, pero Gema me comentó un detalle que a lo mejor pasó inadvertido para los asistentes, pero que me llamó poderosamente la atención (y eso que no estaba allí).

Por lo visto durante el turno de preguntas hubo un asistente, que se identificó como un documentalista extranjero (británico o americano), que preguntó a los ponentes (y creo que contestó Fumero) su opinión sobre la calidad de los contenidos de Wikipedia, máxime cuando ésta está abierta a todos, lo que dejaba el campo abierto a que cualquiera falseara sus datos. La respuesta de los expertos, según me contó Gema, se argumentó en torno a que Wikipedia tiene también sus propios procesos de seguridad y de autorregulación, y que no paran de mejorarlos para asegurarse de la calidad de sus contenidos y de que nadie haga "terrorismo informativo".

Vale. Buena respuesta. Pero a mi me asombró otra cosa: la actitud de aquel caballero y de muchos más. Porque es que estamos, cada vez con más fuerza, exigiéndole a Wikipedia responsabilidades por la calidad de sus contenidos.

Una de dos: o es que, de facto, la Wikipedia es ya el medio de información más importante del mundo (es el 8º sitio más visto de Internet, según Alexa), o es que no tenemos ni idea de como manejar la información. Yo apuesto por lo segundo.

Ya he hablado de Wikipedia en otro post. Me parece un medio de información excelente, asombroso, que llena lagunas y ofrece funcionalidades inimaginables hace años. Pero, y esto se le olvida a todo el mundo, ni es el único, ni es el mejor para depende qué. Las claves de Wikipedia son las siguientes:
  • Ofrece contenidos no necesariamente redactados por expertos.
  • Atiende a áreas del conocimiento generalmente desdeñadas por las enciclopedias tradicionales (por ejemplo, aplicaciones de software, o programas de televisión).
  • Se hace eco antes que nadie de nuevas personas, tendencias, ideas, etc.
  • Los errores son fácilmente reparables en cuestión de minutos.
  • Es fácilmente actualizable y modificable.
  • Hay hiperenlaces hacia webs, libros, material multimedia, y entradas de la Wikipedia en otros idiomas.
Es decir, que tenemos que tener en cuenta estas características (afortunadas o desafortunadas) a la hora de manejar cualquier información tomada de la Wikipedia. Es decir.
  • Puede que el contenido no haya sido redactado por un experto, con el consiguiente riesgo de inexactitudes.
  • Puede que el redactor prime más la novedad de los contenidos que una adecuada reflexión sobre los mismos.
  • Cualquiera puede retocarla, para mejorarla, para empeorarla, por vandalismo, para confundir, para favorecer intereses propios o ajenos, por diversión, o porque sí.
  • Por mucho que la comunidad o los responsables de Wikipedia descubran errores y los corrijan, cabe el riesgo cierto de que seas precisamente tú quien lea la entrada errónea antes de que la arreglen.
¿Solución? Pues de cajón de madera de pino: ¡contrasta tus fuentes!

Es el ABC de cualquier profesional riguroso, la "Cartilla Amiguitos" de cualquier explorador de información: no uses una sola fuente de información, usa todas las que puedas, y contrasta lo que dicen.

Si usas Wikipedia, pues vale. Pero sé consciente de que te la pueden meter. Así que si quieres estar seguro de que lo que dices es cierto contrasta el contenido con otras webs (especialmente las oficiales), otros libros, otros artículos, otras personas, otras enciclopedias. No te digo nada nuevo: venimos haciéndolo desde Platón.

Debemos estar muy locos, peligrosamente locos, cuando nos estamos sacrificando al altar de un nuevo gran hermano llamado Wikipedia. ¿Qué nos impide usar otras fuentes de documentación para contrastar lo que dice Wikipedia? Nada. Nada, excepto nuestra extremada vaguería por mirar en otra enciclopedia, o la inconsciente dejadez de un buen número de millones de personas en todo el mundo que están depositando su confianza ciega en una sola (y fácilmente manipulable) fuente de información.

Sin embargo, en vez de querer cambiarnos nosotros, exigimos con soberbia que sea la Wikipedia la que "refine" sus sistemas de seguridad. Queremos seguir siendo vagos e ignorantes, y le pasamos nuestra responsabilidad a los "wikipedios", cuando los pobres no han hecho sino parir una herramienta excelente, maravillosa, pero complementaria, que no sustituta, de todo lo que había antes.

Si esto es estar en la "Era de la Información", paren este tren que me bajo.

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